
Encontré una tienda de licores y compré un paquete de seis cervezas. Volví al coche y me senté allí. La cerveza era buena. El coche estaba aparcado en el patio que había tras el anticuario. La calle de la izquierda estaba atestada de tráfico y observé a la gente aguardando pacientemente dentro de sus coches. Casi siempre había un hombre y una mujer, mirando fijamente al frente, sin hablar. Era al final, para cada uno, cuestión de esperar. Esperabas y esperabas, para el hospital, el doctor, el fontanero, el manicomio, la cárcel, a que papá se matase. Primero la señal estaba roja, luego verde. Los ciudadanos del mundo comían alimentos y veían la televisión, se preocupaban de sus trabajos, o de su falta de suerte, mientras esperaban.
Charles Bukowski "Mujeres"
